Diógenes emocional: Aquella persona capaz de marcharse, sin dejar nada de sí mismo atrás, en aquellos lugares de su vida en los que ha sido feliz de verdad.
Nunca hacías prisioneros,
a menos que fueran:
las historias,
las miradas
y los recuerdos.
Así que cuando te marchabas,
no había vencedores,
ni despedidas,
ni nada que olvidar.
No soy la heroína que necesitas,
ni tampoco una que vaya a salvarte.
Gracias por pasarte a figurar en mi aventura, quizá vuelva a llamarte cuando acabe con los miedos que me abruman.
Todo consiste en volverse un lugar al que cualquiera quiera regresar. El resto solo son palabras para adornar.
El puñal seguía tocando madera a cada salto, sabiendo que era solo cuestión de tiempo, que alguien saliera herido.
Levantarse con el pie izquierdo
y no hacer nada a derechas,
como gato panza arriba,
que esconde la cabeza bajo el ala.
Aunque quizá se trate de no venirnos abajo,
poner las cartas sobre la mesa,
para que la vida quede derecha,
tras haber tenido mucha mano izquierda.
Nos debemos tantas cosas, que ninguno de los dos va a reclamar, queda un extraño silencio, que solo existe cuando ambos quedan en paz.
Existen más de mil formas, de hacer que el corazón de un ser humano se encoja. Pero tú siempre consigues sacar el nuestro a flote. Superheroína contra los desastres.
Todos creen ver el equilibrio sobre la tabla,
sin entender que igualmente estaba naufragando.
Soplaba cada noche hasta que la apagaba
y de deseo pedía volver a verse cada mañana.
Cansada de tantas historias se hizo experta en reescribir epílogos, en las que ella siempre salía adelante.
La diferencia entre un sueño y un recuerdo, está en la valentía y no en la memoria.
Seguía siendo un niño, que al romper un corazón gritaba:
-¡Yo no he sido!