Adaptar poemas a nuestra verdad nunca será copiar, porque si hay algo que no puede plagiarse es la realidad.
He pasado mucho tiempo solo, pero convertí el alcoholismo de la soledad en noches de borrachera sin resaca, haciendo con esos momentos, lo que más me gustaba.
Te miro y pienso, que si la energía ni se crea ni se destruye, cuántas zonas del universo estarán a oscuras para que exista un ser de luz con tu sonrisa.
Sigo perdiendo partidas, con toda la mano y sin haber podido jugar ni una carta.
Sonríes recordando lo nuestro y
la curva invierte su composición.
Al final tus miedos siguen diseñando esta creación.
Apostabas siempre a que saldría cruz,
porque nunca fuiste capaz de dar la cara.
Ahora comprendo que marcharte era la única salida que nos podía salvar, sin embargo, tengo miedo de que tú no sepas que ya es hora de regresar.
Incluso el más cínico se acaba enamorando y el tiempo nos acaba por romper, al menos una vez, el corazón a todos.
El amor solo cambia, aquello que está dispuesto a cambiar.
Para todo lo demás, busque un nuevo espacio aéreo para despegar.
Cuando la ilusión se va
nadie puede seguir fingiendo
que en los pétalos marchitos
sigue habiendo algo de aquella flor.
Enséñame donde guardas los restos de la caída por altas expectativas que nos crearon desde niños. Quizá podamos unirlos y construir bosques al futuro.
Yo siempre planté vientos y recogí tempestades.
Hasta que llegaste tú
y empezaste a sacar un aire cálido que nos elevaba por los cielos.
Sigo acertando en todas las casetas de esta feria,
pero nunca he conseguido ninguna victoria.
Nunca perdía el tiempo, aunque siempre llegaba tarde a la vida, de una forma u otra, terminaba por recuperarlo antes de que terminara cada partida.
Me sacaste todas las letras
y te quedaste sin palabras.