Nunca podrás huir del todo de tus cicatrices.
Pero llegará el día en el que las muestres con orgullo y fortaleza.
No existen los finales felices,
porque todo continúa.
Sí existen los momentos felices,
porque todo continúa.
Juro que en aquel momento tuve la certeza absoluta sobre nosotros. Pero como suele ocurrir con los viajeros del tiempo, todos me trataban como si hubiera perdido por completo la cabeza.
Yo te leía cada noche
hasta quedarnos dormidos
evocábamos momentos
que nos seguían en la vigilia y en los sueños.
Pero al llegar el día,
las palabras continuaban en sus libros,
pero de nosotros la poesía se había ido.
Quizá solo espero que mis palabras puedan encender un fuego en esta tormenta de nieve y alguien que pase cerca sienta que el calor, está haciendo más sencilla su travesía.
La eterna batalla por vencer la sensación de no ser lo bastante buena para algo o para alguien, ella lo arreglaba con una sonrisa y siendo autosuficiente para sí misma.
En la despensa
siguen los platos rotos de la cena,
pero por más vueltas que damos,
ninguno de los dos los encuentra.
Los extraterrestres tuvieron fácil apoderarse de la tierra. A pesar de haber 7.700 millones de humanos en La Tierra, encontraron muy poca humanidad.
La soledad nunca es un precio,
sino una impulso,
cuando lo que se consigue es la libertad.
Podría decir que nos conocimos ayer, que nada de esto ha sucedido, que somos dos hojas en blanco navegando hacia el futuro como perfectas grullas de origami.
Y sería mi mentira favorita.
Querías que fuera,
lo que nunca fui.
Y para tal deseo
no había suficiente botella
que mantuviera al genio
atado a ti.
Nuestro momento se fue sin ningún motivo. Porque cuando no existe un puente que conecte dos instantes, todo se queda en nada.
Cada mañana el viejo músico volvía a tocar los diferentes acordes de su existencia, esperando que alguna noche, fruto del azar, su vida volviera a encontrar la armonía.