Nunca me canso
de estar en el sofá
viendo la vida disfrutar
a tu lado.
La vida se abre paso
más allá del cemento
con el que nuestra mente
se empeña en fijar
preocupaciones
que muchas veces
nunca llegan
a ser real.
Quizá fue la ciudad
o el violín de fondo
o quizá el beso improvisado
pero por un momento
la magia se volvió visible
en este plano.
Aquí seguimos
quizá no más lejos
más ricos, ni con más éxito
Solo más tranquilos,
más viejos
y con la conciencia tranquila
de seguir haciendo lo correcto.
De mi columna vertebral
dejo escapar la chispa
de emoción contenida
por estar esta noche
aquí contigo.
Las fotos del pasado
nunca hablarán de lo que fuimos
solo los recuerdos albergan
la magia real que allí vivimos.
Siempre vuelvo al mismo bache
en el que dejé de confiar en la tierra.
Cuando intento dormir
me centro en la respiración
y en el centro de esa tranquilidad
tu imagen se apoya en mí
rumbo hacia el soñar.
La gravedad depende
de la fuerza que le demos
a los problemas que nos atraigan.
Cuando recorres los lugares adecuados el viento te acompaña hacia donde quieran volar tus alas.
Puedes recordar
y puedes imaginar,
pero solo ahora
existe el momento
que puedes disfrutar.
La libertad de la bicicleta
siempre pudo con el miedo
a perder la estabilidad
de los ruedines.
En ninguna escala
la idealización del principio
puede con el amor de una relación consolidada.
Como un erizo guardo todas mis armas en la espalda,
porque nunca tuve miedo a ir de cara.
Si el tiempo se pudiera rebobinar,
el nuestro sonaría a jazz.
El río sigue su curso,
me navega contra tiempo
y me marea,
porque el cauce da vueltas
pero nunca llega.