Te niegas a aceptar
todo lo que esté por debajo
de tus ganas de luchar
y así, perseverando así,
es imposible que no llegues a triunfar.
Volver a los viejos hábitos
que me hicieron ser quién soy
nada que no fuera tan malo
como lo bueno que pueda ser hoy.
Las heridas son los lugares a los que nos asomamos
cuando el cuerpo no tiene a dónde huir.
Huyó a un lugar donde nadie le pudiera seguir
pero quedó atrapada en sus interminables pensamientos.
La mitad de mis palabras
están impulsadas por tus ánimos
así que espero que te lleguen
como un abrazo eterno.
El caos genera oportunidades, pero también se pierden imperios.
El pasado siempre es el mismo
pero cambia a medida que lo revisitamos
conforme va avanzando la vida.
Nunca hay que dejar pasar
las despedidas
aunque solo seamos nosotros
elevando la copa
en algún lugar hecho de recuerdos.
Alguna de las semillas
que plantemos
formará nuestro jardín,
así que sembremos
por todo lo bueno
que está por venir.
¿Cuántas veces tiene que encallar un barco para admitir que se está hundiendo?
El teléfono quedó descolgado
y tu silencio seguía comunicando.
La ilusión óptica más problemática, de la mente humana, es ver que tu vida está parada, cuando no ha dejado nunca de avanzar.
La mente saturada
y el cerebro tratando de cruzar
esa piscina de bolas
para conectar puntos
de una espiral.
Callejero
sin saber
si se había hecho a la calle
o la calle le había hecho a él.
Pensar demasiado
como un cigarrillo,
en un banco abandonado,
que se consume de calor
a mediados
de un largo verano.
Achico las palabras que me van descomponiendo, como intentando crear la versión más emocional de mí mismo.