Aquí estoy
en tu mes favorito
pensando
que dirías
al verme brillar
como tú siempre decías
que acabaría haciendo.
Me quedo en esta repisa
sin ventana
a atesorar nuestros momentos
con el vértigo inexorable
de la infinita distancia que nos separa.
Hilos rojos que conectan
con discos rotos que resuenan.
Cuando de pronto frenamos,
toda la carga emocional
que hemos ido apilando en nuestra espalda,
acaba por arrollarnos.
Salto la parte más reciente
cuando miro al pasado,
porque no quiero ser consciente
de todo el tiempo que avanzado
sin que estés presente.
No olvides que
Sin querer
puede ser por error
o por falta de amor.
Anímame
como si fuera la última remontada
porque que estés tu aquí
es tener media partida ganada.
Nuestras palabras se cruzaban en el suelo
haciendo las líneas de una coreografía que siempre bailamos:
Felices.
Perfectos.
Hay que diferenciar
qué son gotas
y qué son olas
en el océano del tiempo
para no ahogarnos con las primeras
y disfrutar surfeando las segundas.
Trabajar para tu mañana
es darle aire
a la persona que quieres llegar a ser.
Ningún beso podrá ya
cerrar ciertas cicatrices
porque olvidar los errores
nos conduce a sufrir
las mismas heridas.
En algún punto ya no sabes
si avanzas pese a las averías
o reparas para poder seguir la travesía.
El vuelo de cien pájaros,
nos enseña más
que tener uno entre las manos.