Hay trenes que dejé pasar,
estaciones que nunca llegué a conocer, cruces de vías que aún podría transitar y miles de rutas esperando que las pueda recorrer.
Todo lo acontecido hasta ayer
solo es el prólogo que te tocó vivir y hoy puede ser que empiece la verdadera aventura.
Esperabas en su portal
para escuchar
lo que nunca pensaste oír.
Lanzaste las llaves de mi libertad al fondo del mar, pensando que el miedo a romper la cadena me había generado fobia a bucear.
Mis cicatrices nunca determinarán
las veces que yo me haya roto.
Los días que podamos pelear, lucharemos hasta el final, pero los días que no podamos más nos cuidaremos como si necesitáramos ser abrazados eternamente.
También son superpoderes: el saber derrumbarse a tiempo, dejarnos ayudar y aceptar que hay momentos que debemos dejarnos cuidar.
Muchas veces están a la par;
la ilusión de recibir un regalo con la que se siente al regalar.
Quizá podamos imbuir en nuestro relato interior, la voz de aquellos que ya no están, pero nunca ha dejado de cuidarnos, ni de animar.
Siempre te recordaré
como la más dura de olvidar
porque me tenías lo suficientemente cerca como para sentir el calor, pero lo bastante lejos para no entrar en contacto con tu sol.
La diferencia está
entre alcanzarlo
o llegar.
Recordarte
se asemeja a la sensación
del calor que se siente
al estar sentado al sol
y con los ojos cerrados
una tarde de primavera.
Pensé que todo seguiría igual
y desde entonces,
nada dejó de cambiar.
Siempre damos lo mejor,
a veces por salir vivos,
otras por la relación.
No te encontraré
pero con verte sonreír
indudablemente sabré
que encontraste la felicidad
aunque entonces me odiaras
por dejarte marchar.
Evitó cruces de caminos
porque el pasado
nunca te encuentra
transitando un bosque.
Hasta que no se hubo derrumbado, nadie se preguntó
cuanto peso podría aguantar aquel puente.
Al final
alcanzaste el lugar que sospechabas
pero todo el camino que lo precedía
fue totalmente inesperado a cómo lo presumías.
No estoy en ruinas
pero continúo reconstruyéndome.
Tememos más las consecuencias
que la propia realidad.
Más de 60 historias
por detrás de mí mismo,
alcanzarme será reencontrarme.
Puso todo el peso posible
sobre tu espalda
y luego se quejó
de que ya no avanzabas.
El detective privado
investigaba dos casos en paralelo:
quién era realmente
y quién quería ser.
Recorrimos la ciénaga
con los pies encharcados
hasta más no poder
y algunos pasos decididos
acabaron por llevarnos
a zonas de profundidad máxima.
No me fui
solo que cada día que pasaba
más me acercaba a mí
y tú,
tú no estabas allí.
Cuando pides algo
y esa persona decide no dártelo
¿Qué haces entonces?
Guardaba el valor en una botella
vacía de alcohol
pero repleta de aventuras nuevas.
Esto se escapa
como otra historia del pasado
pero tú sigues
por otro nuevo camino
repleto de autocuidado.
Me pregunto
dónde me encontrará
el próximo 29 de febrero
y que habré hecho
en estos cuatro años.