Aquél centavo llevaba años dándole suerte. Lo arrojó lo más lejos posible. Quería empezar a conseguir las cosas por sí mismo.
Deseó ser anciano para poder ser sabio.
Despertó siendo viejo.
Nunca lo entendería.
Le faltaba la experiencia de toda una vida.
Aquello no llevaba a ninguna parte.
Por fin estaba en su elemento.
Llevaba toda la vida perdida.
Aquella historia había sido tan perfecta, que la atraparon en un cuento, antes de que el tiempo decidiera zanjarla por su cuenta.
No viajaba, no arriesgaba, no leía, no perseguía sus sueños y evitaba sus pasiones. Culpaba a la mala suerte de su tediosa vida.
Emprendió aquel disparate por diferentes motivos. Pronto se dio cuenta que solo quería llamar la atención de ella. Otra vez.
Miró nervioso el calendario. No lo entendía. No podía comprenderlo. Pronto se haría mayor y Peter Pan seguía sin aparecer.
Era viejo y ya le quedaba poco.
-Viaje y despídase de sus amigos – dijo el doctor.
Llegó a casa y abrió El Principito.
Era el primero de muchos.
Y aunque sabía que no era lo mejor, siguió adelante.
Ya se encargaría su futura «yo» de resolverlo, aunque luego se lo terminara reprochando.
Cada día ponía la alarma un minuto antes.
Con el tiempo, aprendió a no dormir.
La vida se convirtió en una pesadilla de la que no podía despertar.
Tenía una imaginación tan poderosa que a veces era incontrolable. Creaba futuros imposibles que acababa creyendo reales.
Con gorro de lana y gafas el viejo sentado en el metro observaba a la gente mientras jugaba a inventarse su vida en una libreta.
Se quedó inmóvil y con los ojos cerrados. Por si las responsabilidades obviaban su presencia y podía seguir durmiendo durante horas.
Ella era un libro abierto.
Él un ávido lector.
No supo ver que las historias son algo más que letras y papel.
Nunca la comprendió.
Tras 500 días persiguiendo su destino, descansó en un oasis. Al alba, había olvidado los motivos de aquel viaje. Estaba perdido.
Aquella relación era como un cuerpo en coma.
Ella hacía todo lo posible por reanimarlo, pero llevaba ya varios años muerto.