Aquellos días se volvieron
mi mundo de fantasía personal
al que viajo a veces en sueños
o recordando.
Pero nunca me puedo quedar.
Ya no existe.
Recorrí entero el lugar,
ni un ladrillo se ha movido,
pero cualquiera que estuviera entonces
lo sabría diferenciar.
En esta historia
el villano es el tiempo,
imposible de derrotar.
Se lleva todos los momentos
y cada vez es más difícil recordar.
Por eso hice de todo aquello
una novela histórica
una cápsula que sobreviviera al tiempo.
Un libro que me permita siempre regresar.
El primer paso siempre puede ser:
para avanzar,
para huir,
para volver
o para quedarte.
Y hay veces que para todo a la vez.
Era ciertamente aterrador,
que algo acabará igual que empezó,
como si nada hubiera pasado entre medias.
Desidia de guion.
Siempre sacaba una sonrisa
cuando el momento agonizaba
por si pudiera contagiársela
y el instante durara un poco más.
Que ciertos tatuajes,
no son más que cicatrices
que no dejan marca en el cuerpo,
pero abrieron heridas dentro.
Si hay música más triste
que la de los pasos de alguien que se va,
para siempre,
es el eco
que cada año el tiempo devuelve.
-No te preocupes, no vas a estar solo
El fracaso me miró confundido
-Habrá más fallos, pero pienso seguir luchando hasta conseguirlo.
Ya sea en el amor,
en las series
o en los libros.
Un mal final puede llegar a cambiar por completo
todo el contenido.
No quedaba ya nadie en el vagón.
Solo yo.
Porque algunos tramos
hay que recorrerlos por tu cuenta
para avanzar de estación.
Que por más que eleves el aro
para hacerme pasar,
hace tiempo que no vivo más allá
de la altura de mis propias circunstancias.
No podía escribir más de cierto número de palabras en un papel, sin volcar a la vez, su esencia más secreta, su más puro ser.
Quizá lo que cambió todo
fue que en vez de asaltar tus muros,
como hacían los demás,
yo te demostré que ya no los necesitabas.
Las peores batallas
no se libran contra enemigos acérrimos.
Ya hemos perdido antes de empezar,
por estar aquí combatiendo.