Lanzas tu sonrisa contra mi enfado
y yo me rindo por dentro,
me vuelvo un mercenario
que vende su razón por un beso claudicado.
Cuando antepones el tú al nosotros,
se rompe el orden,
se altera el producto.
Somos otros.
Disparaste al futuro,
enterraste el pasado,
apuñalaste mis sentimientos…
sigo esperando que vuelvas a deshacerte de tu recuerdo.
Vino la noche,
pero no tuvieron miedo a la oscuridad.
Temían que la luz del sol mostrara lo que habían ocultado: la verdad.
Poco importa hacia dónde esté dirigida la pistola,
cuando la bala no deja de apuntarte.
Dos gotas de lluvia bajaban por la fachada del rascacielos
en una carrera sin cuartel.
Mas solo intentaban, al final, volverse a ver.
Llevaban dos punto y seguido
el tercero haría que quedaran suspendidos a:
grandes esperanzas,
la tregua
o el final del juego.
La verdad,
podría ser quien tu quisieras
y sería una mentira,
hasta que quisieras que fuera
como solo yo podría ser.
La nostalgia es,
quemar recuerdos que no arden,
en noches solitarias y frías
sin llegar nunca a calentarte.
Bien era sabido,
que cuanto más unido estaba algo,
más partes había que romper para separarlo.
Llevaba un reloj de arena parado
con todo el tiempo que le habían hecho perder
esperando que apareciera alguien
que lo hiciera volver a correr otra vez.
No olvida mejor,
el que tiene peor memoria,
sino aquel que tiene recuerdos que no valora.
Algunas historias acaban sin más.
Y no está tan mal,
si en el siguiente ejemplar de la saga
nos volvemos a encontrar.
Poco importa cuánto dure
el peor de los trayectos.
Hasta una línea circular tiene última estación.
Me he tatuado estos versos,
sobre la línea de mis cicatrices,
para que quien los lea sepa,
que puedo sobreponerme a cualquier daño.