Siempre fuimos de cabeza en el suelo
y pies en las nubes.
Como haciendo el pino,
andábamos por el cielo.
Un buen día
este alambre perderá sus espinas
se bifurcará en miles de caminos
y podrá llevarte a donde quieras.
Los objetos no son más que espejos
que reflejan los recuerdos que llevamos guardados dentro.
Vacíos sin ellos.
– Una vez que tengas todo lo que quieres ¿qué harás?
– Disfrutarlo y esforzarme por mantenerlo.
Avanzaba con la cabeza bien alta
porque su columna vertebral se formaba de todas las piedras del camino con las que tropezaba.
Si entre nosotros ya no queda nada, al encontrarnos…
¿flotaremos o caeremos?
Imaginé muchas veces que volverías;
unas me enfadaba,
otras estaba feliz
y otras dudaba
pero nunca imaginé que no sentiría nada.
Tu sombra siempre recuerda los momentos y las personas que alguna vez te han deslumbrado.
Síndrome de Blancanieves: Tener un cesto lleno de manzanas perfectas y elegir siempre la que está envenenada.
Hace tiempo que mis musas se fueron.
Ahora debo mantener un equilibrio calculado,
ya que solo me inspiran mis demonios internos.
Besar el cielo
y que sepa a tu boca.
Nadie más la echaría en falta.
No había culpables reconocidos.
Pero los dos miraban tristes el contorno de tiza donde una vez estuvo su relación.
Me rindo a pesar de tener razón,
un ser humano no puede
sostener el destino de dos,
sin acabar aplastado
por la desesperación.
Algunas ausencias,
aparentemente más importantes,
a la larga suponen una ganancia.
Nunca una pérdida.
Lo dimos todo por perdido
y encontramos un escondrijo
nuestro
sin miedos,
ni precipicios desde los que caer
en el olvido.