Vivo al día,
porque te extraño de ayer
y te espero mañana.
Y ninguna de las dos va a suceder.
Con tu brisa contaminada
y arena de asfalto
hiciste una playa maldita
en nuestro acantilado.
No paró de llover en todo el verano.
Algunas cicatrices no son más,
que la marca que hace el destino,
en la única carta de toda la baraja,
capaz de hacer magia.
El peligro de mirar por el ojo de la cerradura hacia el pasado,
es que te encuentres al otro lado,
sin poder volver al presente.
Podría contar mi vida como la unión de pensamientos (y miedos asociados) que cruzaron mi mente justo antes de aceptar cada desafío.
Aquel que diga,
que atrás dejamos los tesoros de la infancia.
No ha sido nunca,
de verdad,
pirata.
Disparabas al aire
y me acertaste en pleno vuelo.
Ese día brillabas como un relámpago
y oí un trueno resquebrajarse en mis párpados.
Comenzaba mi tormento de verano.
La tierra me resquebraja,
el viento me azota,
el agua me desgasta,
pero yo decido dónde me golpean
para hacer de mí la roca perfecta.
Ella caminaba de espaldas
para que siempre pudiera confiar
en que sus huellas le llevarían de vuelta a casa.
¿Por qué sigues persiguiendo barcos de papel?
Si en esta tormenta
no ha parado ni un instante de llover.
Mira mamá,
alguien sopló un diente de león hecho de estrellas.
[Perseidas]
Mirando el papel en blanco me pregunto
dónde me estará esperando
la historia o la persona
que resucitará con tinta en esta hoja.
No hay error más insensato,
que dar a una persona por perdida.
Si se pone suficiente valentía,
solo quedará que el tiempo decida.
Siempre se ata y se libera
la que corre por los recovecos de la memoria
y se deja atrapar por los recuerdos cuando está sola.