Se encontraban en aquellas pocas ocasiones en las que, por pura casualidad, su caos coincidía con su orden.
Que ya no veamos el otro camino,
no hace menos triste,
la certeza de que cada día
se esté alejando más y más
del nuestro.
Entre el más puro egoísmo
y el quererse a uno mismo
existe el más grande de los abismos.
Alguien vendrá a por ti.
No se conformará con la calidez de la playa y se adentrará en las zonas rocosas donde yacen los tesoros.
Somos más fuertes de lo que creemos al principio
y un poco menos de lo que lo somos al final.
La diferencia se adquiere por el camino.
El mundo está lleno de recuerdos.
¿Será cuestión de tiempo, de daño o de perspectiva, que solo recordemos los que vienen con herida?
Todos me dicen que lo deje ir.
Como si el globo que soltase no estuviera atado a mí por cuerdas invisibles que se llevan todo.
Un abrazo te encierra
y a la vez te libera.
Ya no quedan heroínas de otoño
se llevó sus hojas el viento solitario
porque todas preferían
hacerse fuertes en invierno.
Aquel despertador decía:
El final de este día horrible está establecido para dentro de 8 horas y 37 minutos.
Buscaba en la última página de los libros,
el final que llevaba años mereciendo.
Real.
Sin cuentos.
Sus expectativas irrealizadas,
aparecían cada vez que imaginaba su futuro,
como fantasmas que le miraban como si algo no encajara.
Vence el que puede,
gana el que sabe.
Nunca le enseñaron a buscar,
ella solo huía.
Por el camino comprendió
que sus miedos estaban justo
en las cosas que quería.
A veces te resucito,
como una llama inspiradora de palabras.
Menos mal que antes de las doce,
aparecen siempre los Cazafantasmas.
Como fantasmas, giraban alrededor de su cama.
Era la noche del 31 de octubre
y las posibilidades que por miedo había matado
le asediaban.