Dicen que nada aterra más que el silencio total. Pero hay a quien le da por sonreír, porque su corazón ha dejado de gritar.
Se hicieron mayores cuando:
1. Dejaron de creer en el amor
2. El trabajo se volvió una obligación
3. Los sueños solo existían durmiendo.
No eran niños perdidos, solo adultos huyendo.
No te eches la culpa por llegar tarde a la vida de nadie. El tiempo siempre llega con la puntualidad exacta de dos agujas de coser cerrando el mismo nudo a la par.
Quizá, mis músculos necesiten más tiempo para entrenarse. Tal vez, mi espíritu aún tenga que volver a flotar libre. Pero ten por seguro, que volveré a sonreír como entonces. Y esta vez, no necesitará la ayuda de nadie.
Si el paso del tiempo nos obliga a cambiar, cambiemos, pero antes preguntémonos si la sonrisa de entonces era más o menos amplía que la de ahora.
Mientras conduzco veo a mi derecha el arcoíris. Me paro a disfrutarlo todo el tiempo posible, sabiendo que se irá y yo seguiré mi propio camino. Lo mismo pasa a veces con la gente.
A medida que pasan los años de nuestra vida, las cosas que nos ilusionan van decayendo. Por ello, sería un error dejar de hacer aquello que nos hace felices, por considerarlo infantil, raro o estúpido. La sonrisa es el antídoto del tiempo.
Nos veremos al otro lado – dijiste
Y yo no dejaba de girar la vida en todas direcciones. Pero por más que busqué, jamás apareciste. El miedo al futuro que no será, me hizo más fuerte. Y allí estabas tú, esperándome al otro lado de mis temores.
La paradoja que conlleva romper con todo para volver a estar entera.
Sigo guardando en una caja de música, la risa de aquellos días.
No existía ningún hilo rojo. Estaban unidos por cuerdas de arpa, la vida iba pasando entre ellos haciendo que la música nunca terminara.
Quizá entonces, me encuentres perdida en algún sucio laberinto que yo misma he creado, poniéndome muros donde una vez tendí puertas. No lo olvides, porque en ese instante necesitaré que me abraces tan fuerte, como si lleváramos toda la vida fuera.
Pase el tiempo que pase los personajes de los libros siempre te verán como la primera vez que los visitaste. Leer no es viajar en el tiempo, leer es rejuvenecer.
Quédate, como si este vagón fuera a llevarnos a algún lugar lejos de esta espiral infinita. Y mírame, hasta que todo salga bien, hasta que de lejos, solo se oiga el mar.
Cada cierto tiempo, el gato arañaba la pequeña puerta escondida en lo alto de la casa. Pero nunca la utilizaba. Le bastaba saber, que tendría una salida por la que huir, si todo se torcía.
Quemaré mis naves de noche para que todo el mundo vea que no tengo intención alguna de huir, que tú eres mi nueva casa y que estos son los primeros pasos de nuestra aventura.