Bebimos del oasis
aunque fuera un espejismo
porque sabíamos
lo que nos deparaba el desierto
que teníamos delante.
Las velas que nunca soplé
me recuerdan aquel año
que me perdí
y a todos los efectos no ocurrió
porque ni el tiempo supo a dónde fui.
Quizá lo importante
sea saber que hay un camino
aunque luego decidamos
recorrerlo en dirección contraria.
Nunca sabré si tras aquello empecé a avanzar rápido
o si mi mente había creado obstáculos que eran realmente fáciles de superar.
Lo peor de irse
es el temor de no saber
si algún día
podrás volver.
No sé cuánto tiempo pasé en esa nube, pero he perdido el vértigo.
Al final pude verte
a través de todos aquellos ángulos en los que no te tenía guardado en mi mente.
Admitir nuestros errores
hace que el fracaso
pese solo lo justo y necesario.
Dejar de dudar
si seremos suficiente
y empezar a valorar
lo que tenemos enfrente.
La inspiración
tampoco vino a buscarme esta vez, pero aprovechó para tumbarse en los entresijos de esta red.
Un atajo siempre nos llevará a donde queramos llegar rápido, pero nunca al lugar en el que queremos quedarnos.
Desde ese día prometió
no volver a abandonar
a su niño interior.
La culpabilidad
nunca ha construido nada
que merezca ser visitado.
Cruzo a nado este inmenso foso
que yo mismo construí
para tender de nuevo puentes
para poder volver a sentir.
Las ruedas siguen girando
aunque el coche
no vaya a ningún sitio.
Apunte hacia el Olimpo
pero no fui lo bastante perro
para caer directamente al cielo.
Recordarte así
con calma y cariño
pues es algo que va a durar
todo lo que queda de vida.
Si nunca eres tú mismo,
llegará un día que no sepas realmente quién eres.
Cada cambio
estaba sazonado
con tanta sutilidad
que tenías que pasar
mucho tiempo sin verle
para que la diferencia se pudiera apreciar.
Hay tanto olvido
en este nuevo aprendizaje.
Cuando una civilización más avanzada sea capaz de separar el cuerpo del alma, encontrarán una serie de anillos concéntricos que resumirán las capas de emociones que los seres humanos experimentamos en vida.
Ten paciencia
porque tarde o temprano
nos encontraremos
y podremos estar en paz
mi yo pequeño.
Como siempre había previsto
pero quizá nunca imaginé
determinadas cosas cambiaron
porque realmente
fui yo la que cambié.
Los días de lluvia
quisiera que estuvieras
aquí escribiendo
sobre cosas que nunca
pudieron ocurrir.
Te di todo
pero tú nunca
hubieras aceptado menos.
De pequeño
temía el sonido
de los latidos del corazón
porque decían que eran los pasos
de alguien con quien me acabaría encontrando.
Hay quien
se tumba a mirar el cielo
y quien vive atrapado
entre la gravedad
y el suelo.
Por mucho que aprendiera a estar sola,
nunca venció el miedo a la soledad.
El silencio
llenaba tanto la habitación
que el paso de las manecillas del reloj de muñeca
sonaban como un estruendo.
Solo es un fracaso
cuando no aprendemos nada.
En tres días
no se cura el dolor de años
ni se cambia la educación de una vida.