Con más de mil excusas
creaste la mentira perfecta
y ahora la única salida de emergencia
pasa por ser sincera contigo misma.
El recuerdo giraba como un tío vivo
sin luces ni música,
en un parque de atracciones abandonado.
Le aterrorizaba tocarlo.
Qué bien estaríamos los dos sentados con los pies colgando en las alturas,
mano sobre mano
y el equilibrio de mirarnos sin dudas.
Son esos ecos los que determinan quiénes somos. De todas las palabras que dijimos, solo oímos aquellas destinadas a volver.
Espero que estas palabras se queden en tu memoria y que te salven de ti misma cuando lo necesites. Aunque yo ya no esté en tu vida.
Acabé por encontrarte,
en mitad de la nada,
en un cruce de contrastes,
como el calor de una manta en un día de invierno helado.
Bajó el telón y salió corriendo. Pero su niño interior volvía cada noche. A veces sonaba música. La función no había acabado.
Te maldigo cuando vuelves
con tu escopeta cargada,
no te pienso más de lo que debo,
no te olvido ni a marchas forzadas.
Un día descubrirás que hace tiempo dejé de equilibrar tu bicicleta.
Sigue adelante.
Estaré esperando a que vuelvas a buscarme.
Nos vemos en tus sueños,
en tus suspiros inexplicables
y en todos los lugares de los que nunca podrás borrarme.
Comenzar un viaje contra el destino, a veces puede significar, toda una vida tratando de huir de esa persona.
Si quieres volar,
tienes que saber que tarde o temprano acabarás en el suelo.
El cielo se hizo para los valientes.
No te preocupes que ya no seré más,
tu distracción al volante,
el pasado del que renegar,
tu juguete roto,
tu molesta realidad.
Hay días que corro convencido de que persigo aquello que quiero, hasta que lo alcanzo y me pregunto de qué estoy huyendo.
Le llamaban Eclipse, porque en las contadas ocasiones que sonreía, su mundo se había quedado a oscuras.