Nunca la traté como a una reina yo no era de los que cumplen órdenes. La traté como a la guerrera que era, de las que respeta toda la tribu y lucha contigo cada batalla que se presenta.
Imagina un palacio lleno de tesoros: cuadros, libros, joyas sueños…
Lo rodea un foso inmenso, que tras años de guerras ha sido envenenado, enfangado y poco a poco se va pudriendo. Y el miedo de todos, es que la distancia siga creciendo y no podamos volver a cruzarlo.
-…
-¿Hola?
-Hola
-¿Por qué has descolgado sin decir nada?
-Quería cerciorarme de que estabas al otro lado, mi cordura no puede permitirse otra palabra más contra tu silencio.
Las 8 maravillas del pasado:
1. La Gran Pirámide de Guiza
2. Los Jardines Colgantes de Babilonia
3. El Templo de Artemisa
4. La Estatua de Zeus en Olimpia
5. El Mausoleo de Halicarnaso
6. El Coloso de Rodas
7. El Faro de Alejandría
8. Tu cuerpo sobre mi cuerpo
He visto tu sonrisa escondida en la sonrisa de una famosa actriz de cine. Y he comprendido que ningún desierto está completo, hasta que la persona que lo recorre, no descubre sus propios espejismos.
Somos de centrarnos más en la cuenta atrás que en la cuenta hacia adelante. En pensar lo que queda y no en el tiempo que llevamos construyendo algo. En restar en vez de en sumar y eso a la larga cuenta.
Aquí siguen los que se han perdido, pero mantienen el rumbo; los que viven equivocados, pero saben que acabarán acertando; los ilusos que un día cumplirán sus sueños.
Bienvenido, ya eres uno de los nuestros.
En el fondo me consuela saber que mientras yo te lleve dentro, una parte de ti podrá seguir haciendo todas las cosas que siempre te hicieron feliz, sin importar ya los momentos.
Esperamos por aquello que no podemos obtener por nosotros mismos. Podría decirse, incluso, que es el refugio del fracaso. Porque no concebimos ser parte inactiva de algo que solo manejan suerte, tiempo y destino.
Lo bueno de las piernas, es que da igual la longitud o la forma que tengan, cualquiera puede perderse en ellas.
Era una de esas veces en los que la verdad se hacía tan pesada que, ostentarla en solitario, hacía imposible avanzar.
Llenaste de te quiero tu portapapeles, por amores de pega que solo eran copias, cortadas por el mismo patrón.
En este motel de carretera
ya no se escuchan coches pasar.
Solo una vieja tele encendida
en alguna habitación lejana y oscura.
Algunas noches, me aventuro a las 2 a.m. a mirar.
En bucle se repiten siempre las misma escenas,
que yo,
soy incapaz de apagar.
Solo existen o han existido aquellas cosas que hemos querido de corazón, el resto solo es decorado y música de ascensor.
En algún punto de nuestras vidas, todos recibimos la maldición de un nombre. No es solo una palabra, su sonoridad difiere de los demás por la persona a la que está inexorablemente atado. Se acabará el mundo y nos llevaremos el nombre a la tumba con nosotros.