La primera palabra que leyeran en un libro pasadas las 12:00 de la noche, marcaría todo el año que estaba por venir. La gente llegaba a enloquecer tratando de encontrar una palabra que el destino no pudiera tergiversar.
Como si de cartas de Hogwarts se tratara, tus recuerdos me persiguen por toda la casa, esperando que me de por vencido y finalmente los abra.
Dicen que nada aterra más que el silencio total. Pero hay a quien le da por sonreír, porque su corazón ha dejado de gritar.
No puedo regresar al pasado
porque no hay a donde volver.
Sin embargo, cualquiera diría, que la lluvia de entonces, no ha parado de caer estos días.
Cada cierto tiempo, el gato arañaba la pequeña puerta escondida en lo alto de la casa. Pero nunca la utilizaba. Le bastaba saber, que tendría una salida por la que huir, si todo se torcía.
La música y el tiempo pactan, para que la canción no termine hasta que atraviese la puerta la persona a la que el pianista espera entre copas.
Los niños siempre dicen adiós a los aviones, a los barcos, a los trenes y en general a los grupos de gente, entre los que se encuentra alguna persona, que nunca llegó a recibir una despedida pendiente.
Llegaban queriendo algo de este mundo, pero que fuera diferente. Conocer algo nuevo y vivirlo de forma libre.
Pero al final acaban por marcharse.
Siempre buscaban en mí el viaje, pero nadie encontraba aquí su destino para quedarse.
Creo que existe un punto de fuga indetectable. Que por más que intento volcarme cada día, el vacío crece sin remedio entre nosotros.
Esperabas que devastara todas las flores, que lo llenara de hoyos y plantáramos nuestras promesas. Pero mi jardín no ha alcanzado el equilibrio, dejando entrar malas hierbas.
Quizá, mis músculos necesiten más tiempo para entrenarse.
Tal vez, mi espíritu aún tenga que volver a flotar libre.
Pero ten por seguro, que volveré a sonreír como entonces.
Y esta vez, no necesitaré la ayuda de nadie.
Hasta que alguien se asomó a su vida, no recordó lo profundo que era el pozo en el que se encontraba.
En un día de pleno sol quemaba con lupa los poemas. Como niños tratando de acabar con el amor, hasta que descubren que ninguna bala puede matar lo que ya se ha ido y que el dolor, siempre sobrevive a las llamas.
Cuando al fin alguien te encuentre, dudará y no podrás hacer nada. Porque nadie halla un tesoro paseando perdido entre las calles, sin preguntarse de dónde está fluyendo toda esa magia.
Ten paciencia conmigo. Ningún perro fiel se convierte en lobo, sin haber pasado antes, un infinito invierno vagando solo.