Saltamos al vacío
que seguía llenando nuestras vidas.
A veces se repetía la batalla
entre el ego y el alma
por su hambre voraz
y mi indecisión a la hora de elegir a cual alimentaba.
Hay momentos que existen ajenos al tiempo en el que vivimos,
que nos pertenecen,
aunque sus protagonistas nos parezcan ahora extraños.
Todo viaje tiene un sentimiento de destierro trascendental cuando quieres quedarte y la vida te obliga a dejarlo todo atrás.
Ya no hay forma de volver a aquellas noches de invierno en las que jugábamos a lanzar luciérnagas para iluminar nuestros sueños.
Siempre morían jóvenes
las velas con miedo a la oscuridad.
Cansada de tapar las grietas de su vida, fue valiente e hizo de ellas una ventana para escapar de aquella relación vacía.
Ciertos sitios nos atraen con un magnetismo difícil de explicar, como si una historia en el tiempo nos aguardara en ese lugar.
Era complicado entender las respuestas que nos mostraba el tiempo, sin tener aún las preguntas que nos lanzaría la vida.
Había enterrado tanto su orgullo, que cuando comenzó el camino de vuelta, se encontró un campo repleto de minas.
Se rodeaba de optimistas para seguir la corriente de viento que nos lleva a convertirnos en lo que los demás esperan de nosotros.
A veces la vida se convierte en el huracán que nos golpea hasta quitar de nuestras ramas, lo que nosotros no podemos soltar.
Nunca dejaste nada al azar.
Por eso hiciste un muro con los escombros que quedaron del puente que construimos para conectar.
Sin superpoderes,
contra un cruel villano
con muchas debilidades
y pocos aplausos.
Son héroes,
porque siguen luchando.
#DiaMundialContraElCancerInfantil