Tu voz siempre provocará aludes en mi memoria.
Puede ser que este enamoramiento un buen día se nos vaya.
Descuida, hay más de mil formas de querer a otra persona.
El guionista de nuestra vida
sigue atrapado en esa fase de conflicto
que dará valor
al final que nos merecemos.
Ella prefería los abrazos a los besos
porque entre ellos
era capaz de proteger a todos
de cualquier cosa que pudiera pasar.
De aquellos años, solo recuerdo que fui feliz, aunque faltaran cosas que considero esenciales, había una que siempre me hacía sonreír.
Me lanzabas puñales
con la pericia de un malabarista novel
que desconoce que tarde o temprano
se volverán contra él.
Quiérete
o
Quédate
Las dos no pueden ser.
Allí estaba, como un niño con unas alas de cartón a la espalda, dispuesto a seguirme allá donde mis sueños me llevaran.
Y si nunca nos volvemos a encontrar,
bueno,
gracias por hacer de una parte del camino,
algo solamente nuestro.
Escalo cada noche,
las ruinas que va dejando el día pasado
con la pesada carga de mis sueños,
cada vez más cerca de la cima.
Contorneaba versos en papel
y escribía besos sobre mi piel,
dejando una marca de tinta
que solo yo podía ver.
El sol
se filtra por los huecos de mi persiana
creando la constelación de tu cuerpo
sobre mi cama.
La curva de su sonrisa
se juntaba con un lunar
haciendo de su boca un eterno
símbolo de interrogación.
Si tuviera a dónde ir,
ya me habría ido.
Si tuviera motivos para quedarme,
seguiría aquí perdido.
Mientras,
doy vueltas en círculos.
También hay valentía en la paciencia de quien espera,
con el miedo a llegar demasiado tarde,
al momento exacto para saltar.