De tantas veces
que te hicieron parecer
el malo del cuento,
acabaste por creerte el papel,
que injustamente,
te habían impuesto.
Si dejamos que otros
definan el éxito por nosotros,
alcanzarlo nunca estará
en nuestras manos.
La felicidad del perro
y la locura del gato
nos acabaron por encontrar.
No devuelvas los cumplidos
como si no fueran merecidos
que en esta partida de tenis
estamos los dos en el mismo equipo.
En la lista de las mejores razones para permanecer despierto
tu nombre siempre aparece
en los diez primeros puestos.
Da igual la profundidad con la que duerma la esperanza, porque siempre habrá fuerzas suficientes para volver a despertarla.
La tristeza a la que da mi ventana
recibe tus piedrecitas de llamada
y cuando me asomo a verte
mi boca se contagia de tu sonrisa
y la alegría inunda la casa.
A ver si puedes con la realidad
que existe más allá
de las fotos de familia feliz
que tu mente
publica en Instagram.
La necesidad de dormir
devora las palabras
porque solo el silencio sabe
que los sueños se persiguen
sin nada más que nos distraiga.
Las ramas que me tatúe en el tobillo empezaron a crecer cuando conseguí eliminar todos aquellos sustratos tóxicos de mi vida.
La estaciones
se volvieron fantasmas
porque cuando querías detenerte
solo quedaban recuerdos
de lugares a los que no podías volver.
La duda invisible
gira sobre la nada
moviendo todo a su paso
creando un torbellino
que sin frenos arrastra
el equilibrio de agua.
La esperanza, espera
La confianza, confía
pero la realidad,
no siempre realiza.
El tiempo no existe
cuando al final
acabaremos estando
los dos juntos.
Volverán quienes huyeron
porque no buscaban soledad
solo evitar el conflicto
y creer que ciertas cosas
les iban a salvar.