Bebé Terremoto
Niña Huracán
Chica Tormenta
Mujer Volcán
Esencia humana
Desastre natural.
Nadie era capaz de valorar la audacia de una tormenta que se niega a amainar hasta que la calma, fuera capaz de dar un paso al frente ante los problemas que la asolaban.
La escritora siempre había creído en las leyendas. Cada vez que acudía al lago de su pasado, buscando inspiración, temía encontrar unos ojos verdes que le mirasen desde las oscuras profundidades, provocando así su perdición.
He eludido las proyecciones de antes de dormir,
los puntos conectados a base de coincidencias convenientes
y he roto las cadenas de palabras que lo mantenían preso.
Lo he robado de tus manos.
Esta noche, mi futuro vuelve a casa.
No todo lo que damos lo perdemos
hay cosas que siempre vuelven
y otras que siguen estando
si las buscamos lo suficiente.
Cuando se ha demostrado todo,
más allá de lo inimaginable,
el siguiente paso solo puede llevarnos
al lugar donde no llegan las palabras:
un silencio inquebrantable.
Nos protegemos del sol,
cruzamos charcos como si fueran mares,
intentamos cumplir más de mil deseos
y volamos con el viento.
Estamos hechos de origami.
Tenía la tendencia a no quedarse demasiado en ningún sitio, porque los lugares permanecen, pero la gente acababa por irse siempre.
Llevaba un cartel que decía:
«En peligro de extinción».
Y allí estaba, paseándose por una jungla de emociones, sin dejar nunca que las balas le pudieran obligar a dejar de ser quien era.
Nadie tiene suficiente suerte
para que todos los senderos le lleven a donde quiere.
Así que solo queda aprender a disfrutar
y sobrellevar lo que uno encuentre,
sin dejar nunca de caminar.
Mis palabras naufragaban en tu cerebro,
después de haber recorrido las olas de tu cabello.
El barco de papel que las contenía, zozobraba.
Aunque algunos de mis enemigos más críticos afirmasen,
que de los nervios
yo tartamudeaba.
Estamos hechos de agua de mar, de huesos y de recuerdos.
Las olas rompen y vuelven a nacer.
Los huesos sueldan.
Pero tú y yo, no volveremos a ser.
La playa a la que ella había huido,
era en realidad un gran glaciar,
que se alejaba a la deriva de todo y de todos.
Mientras crecía la incesante sensación,
de que nunca nadie la volvería a alcanzar.
Sé que te irás un día,
porque cualquier lazo con los demás,
siempre ha sido una cadena para ti.
Deja que el resto de noches te cante al oído,
para que te olvide sonriendo,
para que te recuerde feliz.
En noches como esta
miro al cielo y pienso
si el sol no será de cartón
y la gravedad un invento,
porque parece que estoy sosteniendo
el peso del mundo
y de parte de mi universo.