El azar de coincidir
frente a la suerte de encontrarnos.
Lo matas, lo pierdes
y lo dejas pasar,
pero nuestro tiempo
siempre vuelve.
La verdad y tú
no podíais compartir habitación
así que te dejamos marchar
para no perder también la razón.
Quizá cuando lleguemos,
la botella no se habrá llenado del todo,
pero el agua de su interior estará en calma.
Y yo estaré contigo
para navegarla.
Llego tarde al cuento antes de dormir porque hace tiempo ya, que me quedo despierto leyendo tu realidad.
Bajaba las nubes a su cabeza para encontrar la forma de imaginar por encima de sus inseguridades.
En tus silencios sabes encontrarte,
pero dejas que se pierdan los demás.
La más pesimista imaginación jamás podrá competir con la realidad menos cruda.
Tiempo después y ordenando debidamente la situación, comprendió que aquel final realmente era un: ¡Al fin!
Hay algunas realidades a las que es imposible asomarse
sin que nos rompamos estrepitosamente.
Hagamos un puente entre nuestras toallas, que impida al final del verano, destruir nuestro castillo en la playa.
Lo inevitable
solo puede combatirse
con tiempo y aceptación.
Al final ya no buscas
puertas ni ventanas,
solo un estanque al aire libre
con vistas a tu paz interior.
Arrastraba los días para no dejar que le llevaran ellos a donde quisieran.
Estar entre tus brazos
es como dormir en tu propia cama
después de haber estado
toda una vida fuera de casa.