Perdí la conexión
pero el vínculo se mantuvo constante
esperando a que algún día
yo lo necesitase.
Su subconsciente y él
llegaron a un pacto
para que soñando
estuvieran a salvo
y el dormir se volvió
un refugio para ambos.
La energía que mueve a cada ser humano
se recarga de diferente batería.
La mota de polvo
quiso ser pelusa
para que el viento
la llevase lejos
y nunca la hiciera
desaparecer.
La meta
mereció la pena
por cada segundo
que soñamos con llegar a ella.
Al vampiro
le salieron cuernos
de esperar al sol
que nunca volvió
a mirarse en el espejo.
El éxito no se mide en triunfos,
sino en los momentos de naturalidad
en los que podemos ser nosotros mismos.
El mayor peligro
de un tira y afloja
con tu peor enemigo
es la transferencia inevitable,
de una parte suya,
cuando consigues atraerlo
a tu propio lado del juego.
Aprendí a frenar los pies
de tanta estampida
cuando se rompe el timón
los mapas pierden medidas.
Cuando seamos
quienes debimos ser
sabremos de verdad
hacia dónde queremos ir.
«Prohibido jugar a la pelota»
rezan las plazas y las calles
ajenas a lo que se vivió siempre:
niños y niñas celebrando
goles para una generación de historias.
A veces no hacer nada
significa hacer todo
lo que necesitamos.
Hicimos de todo esto
una serie que veíamos repetida
donde nada nuevo sucedía
todo estaba bajo control
y nos pasaban los días.
Tu luna
nunca fue capaz
de deslumbrar mis noches,
pero invadía
una locura que hacía ya años
daba por perdida.
Nunca nos avisan de que llega
el último verano de nuestra infancia y de alguna manera,
tratamos de volver a sentir que estamos viviendo aquellos días,
que aún queda algo de aquella fragancia en el ambiente.
Este duelo no termina
hasta que bajes la armadura.
Ahí fuera sigue lloviendo
y nosotros bailamos
por no quedarnos atrapados
en este vendaval de agua.
Amanece entre montañas
mientras otro barco zarpa
dejando el ocaso de ayer
en un suspenso oscuro
que rompe la mañana.
Me gusta tu risa
porque viste a tus ojos de felicidad.
Perdí las llaves de sitios a los que nunca había ido y me topé con puertas abiertas a espacios totalmente vacíos.
La vida
entre trenes y andenes
suele mantener la mente
entre vías y rieles
hasta que de repente
tiende a descarrilar.
Dejarse llevar
y echarle la culpa al mar
de que nos lleve a su merced
cuando no dedicamos
ni una brazada
hacia donde queremos llegar.
La fe
te ciega o se pierde
y hay que aprender
que en el punto medio
está el querer.
Es un arte
hacer que todo vuelva a importarte.
Dejé migas de pan
en cada punto y aparte
como un diario de viaje
en donde cualquiera
que siguiera el rastro de heridas
podría encontrarme.
Hasta que el tiempo pasó
no fui capaz de apreciar
todas las cosas perdidas
por tratar de mantenerme
en un pedestal
que no me correspondía.
Para este viaje
solo puse fecha de salida
y no sé cuando acontecerá
la de llegada.
Este fuego
no entiende de la forma de las nubes,
solo aceptar el dulzor de las historias.
Aunque el silencio fuera mentira,
el ruido nunca pudo aportar ninguna verdad.
Conectar es un lujo
que no todos se pueden permitir.