Lo importante es seguir descubriendo nuestros rincones, mientras las ciudades sigan cambiando a nuestros pies.
Siempre que veo la luna llena
oigo tu voz recordándome
que me pare un instante de vida
para verla.
Sigo moviendo las piezas
de este cubo de rubick monocromo
para ver si alguna extraña combinación me muestra la felicidad.
Esta tormenta puede durar
el tiempo que sea necesario
que cuando no me consiga salvar
podré guarecerme en el puerto seguro de tus brazos.
El libre albedrío queda suspendido cuando la sociedad determina cual es el camino que debes seguir.
Si pongo los pies
sobre tus huellas
quizá con tiempo
y trabajo
llegue a estar
a la altura de tus suelas.
Tu siempre sabes sacarme
una sonrisa a juego.
En el pasar de sus páginas verás,
el valor real que le da,
a los recuerdos hechos palabras.
Quizá haya un momento en el que plantarse y no aceptar hacer por alguien lo que nunca por nosotros hará.
La felicidad de reencontrarse
implica la tristeza de dejarse marchar y ese es un precio que no estoy dispuesta a pagar.
Cualquier universo merece la pena
si me despierto por la mañana contigo a mi vera.
El amor propio es el único que no se ve a primera vista, solo se trabaja día a día.
Si rearmáramos más
la empatía humana
qué mundo tan diferente
nos quedaría mañana.