Cuan extraño es añorar momentos recientes
como si se tratase de recuerdos lejanos.
La vigilia se me hace un sueño
si la entreduermo contigo.
Cansada de girar en el filo, hizo suiza su navaja para poder caer siempre a un nuevo ala y tener a mano la herramienta necesaria para poder seguir su batalla.
Cae todo en pedazos
como si la suerte no fuera capaz de retener más nuestro castillo de arena.
Cae y yo me pregunto:
¿En qué momento dejamos de creer que merecía la pena?
En este contraste nadaba bien
nadie me podía hundir
el mar me podía llevar
y yo decidía cómo vivir.
Ella tenía guardado un poema suyo bajo su almohada. Las noches que más le echaba de menos, podía acariciar un pedazo de su alma.
A veces pienso si ya habré escrito estas mismas palabras. Como si los sentimientos pudieran viajar por agujeros de gusano y reencontrarse conmigo en el tiempo.
Compartimos nuestros miedos, ellos perdieron casi todo su poder y nosotros salimos más fuertes.
Un día siempre es poco
una eternidad no basta
cuántas vidas has cambiado
cuántas mentes has salvado
todo es nada cuando digo
que la humanidad te debe el mundo a ti, el libro.
La decepción siempre supo dejar anzuelos hechos de expectativas a simple vista, porque queremos creer más de lo que tememos caer.
Me cansa nadar dando vueltas a la misma pecera, cada vez que pasa mi tren de pensamientos sobre la misma estación más estructuras se tambalean. No hay que ser un genio para saber, que todo deseo se apaga cuando estás encerrado en una botella.
-Porque tengo miedo – dijo nunca nadie.
Y es que el miedo siempre se disfraza de todo aquello que queremos creer para sentirnos a salvo.
Miras por la ventana
y echas con insistencia el humo del cigarrillo por tu boca
con la esperanza de que mañana, haya un poco más de claridad en tu vida.
El mundo se para
pero la vida sigue
te persiguen los pensamientos inherentes, te reparan las horas de sueño que no sueñas. Y lo poco que ríes, lo amargas.
Reina del duelo
que parece que no acaba.
El sueño trataba de robarme la consciencia en el momento más inesperado. Yo me resistía a visitar el mundo de Morfeo, quería seguir soñando despierto.