Estábamos girando en un baile
que alcanzaba la perfección más absoluta.
Aquella armonía, de tiempo indeterminado,
sería la última vez que nuestros círculos vitales volverían a rozarse.
Si algo nos enseña la literatura fantástica,
es que es imposible volver a un lugar que nunca ha existido.
A menos que alguien ponga la magia.
No estamos tan rotos como creemos. Si se nos mira bien de cerca, apenas veremos algún descosido. Y en cualquier caso, ya va siendo hora de cambiar determinadas prendas.
Hacia juegos malabares con metáforas,
porque su realidad pesaba demasiado.
Sigue cuidando el bosque,
quizá algún día las luciérnagas vuelvan.
Mientras tanto,
que sigan iluminando noches.
Atrapado en un barco a la deriva tratando de comprender hacia dónde me llevan vientos y mareas. Unido a la tripulación, mas no deja de llover sobre cubierta. ¿Existirá un tesoro oculto en la playa, más allá de esta tormenta?
Si por un instante, mi cabeza se desborda en este parque, haciendo que las hojas atrapen todas las palabras que no te dije y el viento lleva a tu ventana el otoño de mis recuerdos ¿dejarás entrar este remolino de emociones o cerrarás porque ha llegado el invierno?
Olvida tu concepción sobre el bien y el mal, aquí la lucha se desenvuelve entre tus dos mayores miedos. Mientras sigas haciendo lo mismo, uno de los dos va a salir ganando y tú, seguirás perdiendo.
Ella corría, pero siempre acababa a la misma distancia, porque al olvido se llega en experiencias y no en kilómetros de huida descontrolada.
Ella vive aquí, pero está en otra parte. Yo la miro y no comprendo, qué desencadena la sonrisa que hace que rejuvenezca. Pero sigo observando, quizá algún día yo también lo vea.
Te aparecías en mi pasado,
en mi presente y en mi futuro.
Como un cuento de navidad
sin moraleja,
ni aprendizajes,
ni nuevos caminos que tomar.
Solo tú por todas partes,
sin diciembres
y sobre todo sin feliz navidad.
Al poco tiempo de llegar el destino,
acabas por encontrar el sentido,
si pones en orden las piezas correctas.
¿Quién se queda y quién se va?
Si el punto de referencia se parte en dos:
no podemos permanecer,
ni nos podemos marchar.
Aunque era más complicada de leer, traía la fantasía a mi realidad, como una novela que en vez de obligarte a huir, se toma la molestia de venirte a buscar.
No sabía cómo sostener tu mano:
lo bastante suave como para que siguieras brillando;
lo bastante fuerte como para no perderme en mi oscuridad.
Te encuentras atrapado en una sala con todas las comodidades posibles. A las 00:00 se oye un click y la puerta frente a ti se desbloquea. ¿Qué haces?
A) Aquí se está bien, iremos gestionando lo que venga – Quédate en esta página.
B) Abres la puerta – Vete a la página 1 de 365.