Soy de quien después de tanto tiempo sigue aquí. Tanto de los que no se han ido, como de los que dejaron algo valioso antes de partir.
Que cuando elogiabas mi fortaleza, nunca pensé que fuera un reto tuyo personal, de ver cuánto podrías desgastarme sin llegarme tan siquiera a quebrar.
Ya no queda nada entre nosotros dos, mas que los hilos de palabras que nos dedicábamos antes de ponerse el sol. Algunas noches miro al cielo y sigo viendo la luz de nuestra eterna conexión.
En aquel mundo extraño, los profesores obligaban a sus alumnos a copiar frases una y otra vez, haciendo que los niños crecieran con la idea de que escribir era un castigo.
Si el agua tiene memoria debe estar cayendo la lluvia de aquellos días, porque su olor en esta misma noche, sigue llevándome de vuelta.
Hacía moldes con sus expectativas, pasando por alto que las personas, al igual que los zapatos, tienden a liberarse de las hormas que las han creado.
Quien más, quien menos sabe como ocupar el vacío que alguien deja en una cama. Pero seguimos buscando el conocimiento para llenar el que se queda en el alma.
Hacía moldes con sus expectativas, pasando por alto que las personas, al igual que los zapatos, tienden a liberarse de las hormas que las han creado.
Quien más, quien menos sabe como ocupar el vacío que alguien deja en una cama. Pero seguimos buscando el conocimiento para llenar el que se queda en el alma.
No era el miedo a la soledad, sino la sensación certera de que nadie ahí fuera iba a poder hacer que sintiera de nuevo. Pero se equivocaba.
Si en algún punto de vuestra risa conjunta, sientes que el tiempo se para durante un latido, no busques más por el mundo, has encontrado tu sitio.
Incapaces de encontrar el amor aceptarán uno incompleto y le dirán al resto del mundo que dejen de buscar historias, que solo existen en los cuentos.
Niégame hasta borrarme de tu realidad, hazme desaparecer del mundo. Quizá te sea más fácil continuar creyendo que nunca pudimos ser uno.
No te puedo negar que había olvidado esta forma de sonreír tan nuestra que ya solo se produce como una estrella fugaz, pasando para nunca quedarse.
Mis palabras siguen recorriendo la ciudad a la espera de que decidas parar un instante tu vida y recordarme, en cualquier paso de cebra.
Si Harry Houdini viviera en el siglo XXI su mayor truco sería liberarse de las pantallas y escapar al aquí y al ahora.