Mi arte es mirarte
y describirte en un papel
para que te veas
como te leo yo a ti.
Cuando ha merecido la pena,
ningún viaje te devuelve al mismo lugar
en el que lo empiezas.
Quien sea capaz de quererse desde las deformaciones de la madera en la cubierta, hasta la forma de las velas cuando pasa el viento, jamás sucumbirá a una tormenta.
Sigo guardando en una caja de música, la risa de aquellos días.
Por muy leve que sea la pisada toda huella deja inevitablemente un vacío cuando la persona se marcha.
Aunque la forma escrita sea la más recurrente, la poesía se encuentra presente en cualquier parte, si la sabemos buscar. Aquella que se extingue como una vela, es la que más debemos cuidar.
Como un astronauta en el espacio, un barco de papel en mitad del mar, la frase previa a tus puntos suspensivos, un globo que el viento obliga a avanzar… Vamos juntos en esta deriva.
Descalza me encuentran tus cuchillos, tus manos no portan armas, porque la indiferencia no se empuña, se deja crecer de la nada.
Si el paso del tiempo nos obliga a cambiar, cambiemos, pero antes preguntémonos si la sonrisa de entonces era más o menos amplía que la de ahora.
Eras para mí,
un mundo de fantasía,
al que huía cuando lo necesitaba
pero nunca podía quedarme
cada vez volvía más arriba
y peor era el choque con la realidad.
Ya no puedo escribir sobre otra cosa,
eres los elefantes que termina un: «no pienses en…»
y cada frase rima con tu risa
mientras enrojeces y te apropias de todas las palabras que conozco.
Yo te miro.
Tú me miras.
¿Bloqueo?
Sí, pero qué bello bloqueo.
La gota de agua
cae lentamente por la ventana
pero no olvida que una vez
fue la tormenta de la mañana.
La paciente puede sentir los siguientes síntomas: un cosquilleo leve en la oreja, vibraciones incontroladas en el sistema nervioso, escalofríos en la espalda, erizamiento del vello y sonrisas involuntarias.
La causa principal eres tú susurrándome al oído.
Espero que antes,
de que tus pies ya no puedan alejarse más, tu mente tienda a escapar,
distanciándose demasiado, partiendo la realidad.
Tu y yo,
nos volvamos a encontrar.
La vida gira deprisa,
en todas direcciones
tanto que a veces se vuelve
una masa difusa de colores
y en ese bosque oscuro,
la luz que desprende tu planeta se vuelve
mi único punto de referencia.
Pese a ser un par,
sus dados no hacían más que sacar impares.
La razón podía estar,
en que sus fichas avanzaban sobre las casillas del tablero,
pero hacía tiempo que habían dejado de jugar.