Lo bueno de aquella canción
es que aunque suene en medio del bosque
y no haya nadie allí para escucharla
sigue hablando de nosotros.
Nunca perdemos el tiempo,
tarde o temprano,
los relojes de arena que tiramos al mar,
acaban por crear nuestra playa.
Cogí la última pluma que quedaba en tus alas y me fui.
Me marché lejos
en espacio, memoria y tiempo.
Has vuelto a buscarme
pero ya no estoy aquí.
No necesitas alas para volar
solo la confianza
que has perdido
y que en estas palabras
te devuelvo a tinta y pluma.
Toda herida tienen tres fases de curación:
Cuando se cierra la herida.
Cuando el dolor deja de controlar nuestras vidas.
Cuando conseguimos que la cicatriz nos deje de condicionar.
Por no querer mezclarla con La Tierra,
en vez de bajársela,
ella subía por y para sí misma.
Y a veces,
cuando me sonreía con la mirada,
los dos nos sentábamos en la luna.
Soñadores: Dícese de aquellos que siguen pintando con palabras, un mundo gobernado por imágenes.
1°. Que quemar puentes no signifique renunciar a caminos.
2°. Que ganar batallas no me eleve al conformismo.
3°. Que el resto de mis deseos, los cumpla yo mismo.
-Así sea – dijo el genio.
De tantas traiciones y desilusiones sufridas,
aprendió a mirar más allá de los gestos y de las miradas.
Veía a los seres humanos
dentro de las personas.
En este libro multiaventura,
elija el camino que elija
todas las rutas
me llevan de vuelta a la misma página,
a un nudo que no se desenlaza.
Poco importa que arranque las hojas,
la historia no avanza.
Dejemos de buscar en la estación de los últimos trenes,
por muy tarde que sea,
por muy cerrada que esté la noche,
el día nos traerá el realismo necesario
y los sueños rotos no podrán marcar nuestras decisiones.
Siempre construía castillos de nieve en los que esconderse en invierno y muñecos de arena con los que viajar en verano.
Primavera y otoño le pedían un cambio,
que no estaba dispuesta a regalar.
Hoy quise escribirte una canción:
La melodía era tu voz.
Un domingo de lluvia y mantas en casa, la armonía.
Pero como no estabas, no conseguía coger el ritmo.
Y los silencios inundaban la habitación.
Así que me puse con la letra
y para los arreglos
espero a que vuelvas.
Triste es ver
como vamos quitando valor a sentimientos,
momentos y personas cuando ya no nos interesan.
No busques la meta, sino el camino.
Cuando un sueño se acaba, te despiertas.
Y yo quiero seguir soñando.
Sigo estando varado en el mismo lugar en el que me dejaste.
Ni la corriente del tiempo ha sido capaz de arrastrarme.
No puedo ir a nado.
Devuélveme al menos la llave de esta cárcel.
Aquel momento fue como una sonrisa irónica que nos divirtió durante el tiempo que tardamos en recordar la verdad escondida entre los dientes y que entonces se esfumaba.