Pusiste mi mundo patas arriba
antes de que se viniera abajo
como un castillo de naipes,
creaste un epicentro sísmico
estable dentro de su gravedad
del que ya solo
podíamos beber de felicidad.
Volvió a sus fotos de la infancia para intentar ubicar su vida en aquellas sonrisas. Pocas habían sobrevivido. Muchas podía recuperarlas.
Dado que al buscar una cosa, solía encontrar otra que había perdido tiempo atrás, empezó a evitar al destino, para que por suerte o por fortuna, acabase chocando contra él de lleno.
Me dejaste
dos canciones y una novela.
No da para más,
este botín de guerra.
Siguen sonando despertadores,
a todas horas, en todas partes del mundo.
Suenan y suenan. Se posponen y vuelven a sonar.
Pero de este sueño, a ninguno de los dos nos van a despertar.
Cuando has olvidado cómo es una verdadera conexión,
te cuelgas de cualquier enganche.
Añoro tantas cosas
que me he prohibido recordar
y vivir sin pasado
a la larga es una temeridad.
Cuando todos los finales estén sobre la mesa ¿con cuál nos quedaremos?
¿Con el que llegue antes o con el que sea demasiado tarde?
¿El que menos nos marque o el que nos deje indiferentes?
¿El que más duela o el que más alivie?
Nos hacemos a esto:
canciones tristes,
lluvia
y días de concierto.
La música para,
el mundo se detiene
y yo sigo sin encontrar mi asiento.
Si ya no queda nada de ti en mí ¿quién demonios está escribiendo esto?
El amor, cuando es de verdad, dura eternamente. Las rupturas son cosas estrictamente humanas.
Aquella curvatura de sonrisa duró un segundo, pero se hizo eterna.
Gastaste tantas tempestades que ahora, tras esta calma, solo me queda una tranquilidad eterna.
Quizá tú tampoco lo hayas advertido, pero tu orgullo y el mío se ven cada noche cuando nosotros nos quedamos dormidos.
Quizá, si llego a conocerte lo suficiente, podré conectar tus fisuras con mis grietas a través de un puente de palabras donde ya no nos alcance este dolor.
El día gris intentaba remontar, pero la actitud de los seres humanos a su cargo, no ayudaba en absoluto.
Me pregunto cuando llegará el día en el que podamos desenterrar todos los buenos recuerdos, sin desencadenar un apocalipsis zombi de sentimientos.