Se sentará con arrugas de viejo y el tormento de los recuerdos asolando su rostro. Pero cuando sus manos rocen las cuerdas, volverá atrás en el tiempo. La sonrisa, ese género de fantasía en su semblante, retornará como un viejo amigo. Casi, se podrán vislumbrar las notas salir y volar por la estancia. Con una forma elegante, traen el calor al hogar, para finalmente alejarse por la ventana. Se apaga la luz de la morada mientras salimos tras su estela. Fuera está amaneciendo y nada vuelve a ser lo que era.