Lo difícil parecía salir
pero nadie nos contó
lo que era estar al otro lado.
Querer desde el cariño
y no desde la necesidad.
Es olvidar con afecto
y no odiar por «abandonar».
A pesar del resultado
fuimos grandes,
nos mejoramos,
viajamos lejos,
volamos alto.
En este bosque profundo
todas las ramas golpean
pero solo se clava las aristas
que aparecen de la nada.
Esta despedida
me rompe hasta los escombros
que me arrastran y se hacen bola
como un alud de emociones
que luchan todas
y todas
son derrotadas.
Quiero darte algo
que ya no tengo.
Ya no sé
si esto forma parte del mismo túnel
o hace tiempo que anocheció ahí fuera.
Tu odio no me da alas
pero equilibra un poco la balanza
para cruzar el puente que nos separa.
Me quisiste todo lo que pudiste,
lo mejor que pudiste
y eso hace que todo esto
sea aún más doloroso y triste.
No pudo ser
pero en mi corazón guardaré
momentos de ensueño contigo
porque el cariño que tengo
jamás podrá desaparecer.
A ti
que caminas deprisa en la noche
con cara seria
y evitando cruzar miradas
de la gente que recorre las calles y ríe en las terrazas.
A ti
yo te entiendo.
El día de la despedida
todos los hilos se rompieron
volviendo como latigazos
que siguen escociendo
en nuestra espalda.
Aunque ya no pudo ser
yo te llevo en mi cariño
yo jamás te olvidaré.
Te quise más
que a mí mismo
y eso es más
de lo que nadie
debería querer
a su pareja.
Te quise
hasta arder
y de tanto quemarme
llegó un día
que mi fénix
no pudo renacer.
Por las noches
me cuesta dormir
porque los recuerdos felices vuelven,
pero tú y yo ya no estamos aquí.
Me gustaría compartir
pequeñas victorias contigo
pero de pronto recuerdo
que nos derrotó la vida
y echo de menos
mirarte y sentir
esa sintonía tan nuestra
que ya no puede volver a latir.
La última estrella se apaga
dejando incompleta
la constelación que formaría
el futuro que nos deparaba.
Aunque no sea suficiente
me contenta saber
que te hice feliz
todo lo que pude
estar presente
junto a ti.
Aunque ya no estamos
nunca dejaremos de ser:
dos almas que se han rozado
en el infinito de los tiempos.
Te quise tanto
que aún hoy siento
el calor de las yemas de mis dedos por las altas cumbres que escalé por disfrutar las vistas de lo que construimos.
Conforme pase el tiempo
más te sorprenderá pensar
en aquel 2023 que superaste:
con las múltiples heridas que tuviste que curar
y todo aquel peso que soportaste.
Me dueles tanto
como todo lo que en esta vida
deseamos y ya nunca será.
Desmonto esta casa
como el mar va derribando montañas:
con una lenta y dolorosa erosión controlada.
A este nuevo año,
solo le pido
que respete el tratado de paz
que no pudo mantener
el año anterior.
Que mis renuncias
no sean más caras
que mis nuevas cartas.
Me siento en nuestro sofá
a llorar y a recordarnos
a despedirme de esta casa
que siempre será nuestra.
De pronto
el sol iluminó la habitación
como si la tierra hubiera girado
hacia un nuevo comienzo.
¿Qué hago con los recuerdos que quiero mantener,
pero no quedarme con ellos?
Al contrario
que en los libros
cerrar capítulos
hacía que crecieran las historias.